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Virgina Villacisla

Presencio
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Autores, Exposiciones 2021

Sala Francisco de Goya – UNED
20.08 – 02.10.2021

Los pueblos castellanos, como en el resto del país, se vaciaron con el éxodo rural que comenzó en los años sesenta. Sus habitantes buscaron oportunidades laborales en las ciudades más cercanas, donde se establecieron y formaron una familia. Muchos pueblos no sobrevivieron a este fenómeno y fueron totalmente abandonados. Pero otros quedaron como lugar de segunda residencia donde veranear o pasar el fin de semana. El pueblo transmite los orígenes de estos “exiliados” a sus hijos y nietos. Lo antiguo y lo moderno, lo rural y lo urbano conviven a través del retorno de estas nuevas generaciones al pueblo. Así, este lugar, que es su herencia, permanece en continua evolución.

Yo soy la hija de Jesús, el de la Encarna. También soy la nieta de Tomás, la hija pequeña de la Tomasita. Presencio es el nombre del pueblo en el que nació mi madre (Burgos, 200 habitantes). En castellano Presencio también es la primera persona del singular del verbo presenciar. Donde la gente ve un montón de nada yo veo cosas. Quiero mostrarlas.

En los pueblos, hay un pasado familiar que te respalda. Formarás parte de su historia, lo quieras o no. Estás en la mente del resto y aunque no conozcan tu cara ni nada sobre ti, saben que existes y de dónde vienes: “¿de quién eres?”. Partiendo de esta reflexión me pregunto ¿desaparecen los espacios?, es decir, ¿permanecen los espacios en la memoria colectiva? ¿incluso cuando se destruyen? Así, fotografío los pueblos heredados en los que crecí, convirtiéndose en muchos lugares al mismo tiempo, pues son el producto de las personas que los han habitado. Al final me encuentro ante lugares que están en un tiempo sin tiempo, en un lugar sin lugar, que hablan de personas sin personas, entre el progreso y el regreso y que busco ciegamente.

Las imágenes resultantes son el registro de mi diálogo (como joven que los habita) con estos espacios. Presencio significa veranos sin ley, amores de verbena, botellones en la tómbola… Es el modo en que los jóvenes, antes de convertirse en adultos con responsabilidades, interactúan con los espacios rurales heredados. Lo salvaje, lo instintivo, el frenesí, la libertad… Pero, sobre todo, significa crecer en comunidad en un lugar parado en el tiempo. Un lugar sin futuro pero que, extrañamente ofrece cierta seguridad (porque siempre ha estado y estará allí). Con ello convive algo más complejo, sin ningún sentido aparente, que está enterrado muy profundo en estos vínculos. Están basados en una identidad, en sustentar la memoria y reputación de sus antepasados para relevarlos. Tienen que ver con un territorio en concreto: el amor al paisano y tirar piedras al del pueblo de al lado.

20.08 – 02.10.2021
Sala Francisco de Goya – UNED
Calle Argensola, 60, Barbastro
Lun-Vie: 19.00 – 21.00  h
Sáb: 11.30 – 13.00 / 19.00 – 21.00 h