Babel: Epílogo

Foto: Pilara Vicién 2019

BFoto, Barbastro, Babel. Parece un juego de palabras o el renglón de un insólito cuaderno de lectura. Es una enumeración: un festival, su ciudad y su lema, Babel, el nombre que representa el desorden y la confusión, el desmesurado castigo por desafiar a Dios. Tal vez la fotografía también lo haga con su deseo de conseguir la inmortalidad, aunque sea la de un efímero instante. Y sin duda su desafío se extiende a otra supremacía terrena: la de ese orden arbitrario e injusto al que golpea con el incómodo testimonio de las imágenes.

Los constructores de la torre de Babel ambicionaron perpetuar su nombre. El festival fotográfico de Barbastro también ha perseguido hacerse con una reputación en el panorama nacional; ya la tiene. Además, aquellos hombres desconfiaron de Dios y pretendieron evitar por sí mismos la dispersión de un nuevo diluvio. Hoy, ciudades como Barbastro y las poblaciones de su entorno están sometidas a la amenaza del devastador ciclón de la despoblación rural. El festival y la intensa actividad cultural de nuestra localidad son la manifestación de que queremos hacer frente a ese peligro. BFoto certifica que es posible elaborar desde una pequeña ciudad propuestas transcendentes y de calidad en el ámbito de la cultura, y también en otros.

El dinero y la omnipotencia de las grandes urbes, esas modernas y arrogantes divinidades, tal vez  se confabulen y traten de castigar, por envidia o por temor, a estos osados aventureros que desafían su hegemonía, a los que «nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible» (Génesis 11, 6).

Sin embargo, merecerá la pena seguir desafiando al cielo, porque ninguna torre ha perpetuado tanto su nombre como la de Babel.