FECHAS: 20, 21 y 22 de agosto de 2020.
MATERIAL: Una libreta y alegría. FUJI nos surte de cámaras instantáneas.
PARTICIPANTES: Máximo 20 personas.
COSTE DEL TALLER: Gratuito previa inscripción
La Ínsula Nómada + Taller de diarios instantáneos
Un taller sobre el proceso creativo y la construcción de un diario personal utilizando material fotográfico instantáneo o cámaras analógicas de un solo uso.
Taller_Diarios_Instantaneos_Bfoto2020Ínsula Nòmada es un espacio donde todos los relojes se paran y los sentidos se encienden. Un paréntesis entre los tiempos que nos corren, donde no existen ni pantallas ni botones, donde nos hablamos a los ojos con pasión y lentas conversaciones. De alma circense y con un corazón en forma de laboratorio fotográfico, la Ínsula Nòmada alumbra en su interior una exposición ambulante, y es capaz de revelar tantas fotografías que hasta se le salen por las ventanas…
1er DÍA- JUEVES
– A las 7 horas de la tarde se convocará a los participantes junto a la ínsula, situada en en el espacio Gutemberg de la UNED.
– El autor, a través del recorrido por entre algunos de sus diarios de viajes y libros únicos, dará posibilidades de juegos y pequeñas nociones para que cada participante tenga a su alcance diversas posibilidades e ideas para fabricar su propio e instantáneo diario.
2º DÍA – VIERNES
– Las personas inscritas este día trabajarán por libre. Podrán ir a verme si se acercan al altar donde la ínsula estará ubicada para consulta o apoyo a sus ideas.
– La ínsula estará situada en la Plaza del Mercado.
3er DÍA – SÁBADO
– Muestra de los cuadernos resultantes de cada participante del taller, a las 7 horas de la tarde en el Paseo del Coso, donde también estará ubicada la ínsula.
Juanan Requena nació en un árido pueblo de La Mancha, donde se embelesó de horizontes viendo nacer más de mil tormentas. Con la primera chica, la primera mudanza. En la ciudad de Picasso aprendió de endecasílabos y quejíos, vendiendo libros y poniendo cafés. Se convirtió en viajero cableando giras de grupos sin rock and roll, pero falló el intento y llegó el desierto. Envuelto en la luz del Cabo rompió su primera cámara, conoció a Valente y rodó hasta Berlín, donde se convenció de lo que hoy refleja aún sin detenerse.