Josep Turu / Fotografía Artística. Una opción / Coso 22

La mirada es una toma de partido, del realismo a la más pura abstracción, del existencialismo (sobre todo en el retrato) al impresionismo… Aquí, se toma partido por la fotografía artística.

Fotografiar la realidad es convertirla, transformarla para expresar un estado del ser propio, de la emoción. Entonces, la fotografía puede devenir surrealista, impresionista o abstracta, recogiendo tradiciones artísticas, dándoles carta de modernidad, insertándolas en lo contemporáneo donde renacen y hacen referenciar esa iconicidad sobre la propia mirada, la interpretación, para la que el objeto –lo “real”- reconócese como medium, como puente antes que como meta.

Las orillas las pone la fotografía –aquel laberinto pixelizado de luces, sombras y arco iris- el camino se recorre sobre ella, pero el viaje es a otra parte: la que el observador/espectador sea capaz de interpretar, la única válida para él. La foto como el relato vuela independiente, como huérfana de su creador. Y más, cuando la fotografía se pretende relato con vano esfuerzo; pues lo es, incluso sin querer.

Así, partiendo de las tradiciones pictóricas indicadas, aplicándole la artesanía digital como extensión de las emociones del autor, se producen las obras que siguen y se prentende exponer.