Liza Ambrossio / La ira de la devoción

Hace un tiempo decidí cambiar de vida de la forma más extraordinariamente posible. Me miré hacia adentro y sin pretenderlo recordé la frase que me dijo mi madre la última vez que la vi a mis dieciséis años: “Que te vaya bien, y créeme que de verdad espero que seas muy fuerte y audaz, para no tener piedad a la hora de destrozar tu cuerpo y aplastar tu alma la próxima vez que nos volvamos a encontrar”.  Tras un abrumador quiebro emocional, empecé esta serie de imágenes entremezclándolas con lienzos pictóricos y fotografías de mi archivo familiar para impulsar al observador a sumergirse en mi psicología.

La ira de la devoción es un proyecto vudú capaz de reconstruir una parte de la historia personal y contemporánea de muchas mujeres dispuestas a emanciparse de las estructuras sociales que les han sido predispuestas. Mediante la narrativa escrita, ejercicios de manipulación psicológica, contra hechizos, autorretratos y asociaciones de imágenes desarrolladas de la adolescencia a la edad adulta Ambrossio edifica un relato representativo de la historia de su propia locura y el reflejo del caos en su país.

Su obra es la respuesta a una maldición lanzada por su madre, concreta una extensa investigación de sus ancestros y revela que las mujeres en su familia han practicado brujería con el deseo de hacer daño a otras mujeres. La brujería también es una forma de defensa psicológica contra algunos símbolos del machismo, pero con el tiempo ha degradado en el caso de su gueto familiar en locura, depresión y esquizofrenia. Los efectos provienen del síndrome de la “mala madre” investigado por el psicoanálisis y se han heredado de forma epigenética.

En sus imágenes las mujeres son representadas como seres con poderes sobrenaturales, inmortales, inmorales y que marcan su simbología personal mediante máscaras, ojos, arañas, agua, sangre y fuego. Son inteligentes, sombrías y angustiantes. Mientras que los hombres parecen estar siempre en riesgo. En sus historias, lo femenino es amenazador porque seduce y en la poética de su seducción devora.